Un reciente informe del Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella reveló que los ciudadanos argentinos estimaron que los precios subieron un 4,23% en mayo, frente al 2% que proyectan tanto el Indec como la mayoría de las consultoras privadas.
El sondeo, realizado entre el 2 y el 12 de mayo sobre 1.000 casos en grandes centros urbanos, también muestra que la inflación esperada a un año se ubica en un promedio del 38,8%, muy por encima del 30% que marca la mediana oficial y del piso que proyectan analistas externos.
El estudio destaca, además, que en la Ciudad de Buenos Aires la inflación futura se sitúa en el 42,1%, en el Gran Buenos Aires en 40,8% y en el resto del país en 37,3%. Asimismo, identifica una brecha entre hogares de distintos ingresos: mientras las familias de mayores recursos pasan de un 40,5% a un 37,7%, las de menores ingresos reducen sus expectativas de 42,8% a 41%.
En el Congreso ya se baraja en privado reflotar el IPC Congreso, un indicador alternativo impulsado durante la gestión de Guillermo Moreno, para dar respuesta al desencanto con la estadística oficial. La sensación de que “la inflación real duplica la publicada” podría fortalecer la presión política sobre el Indec y su metodología.
Ante la difusión del relevamiento, el Gobierno de Javier Milei respaldó públicamente la validez de las estadísticas del Indec. El director del INDEC, Marco Lavagna, afirmó: “trabajamos con rigor técnico y transparencia” y advirtió que cuestionar los números no cambia la realidad, sino que dificulta comprenderla y transformarla.
