Por un lado, el gobierno de Javier Milei anunció con entusiasmo la construcción de un parque eólico en Olavarría, provincia de Buenos Aires, con una inversión de US$255 millones a cargo de las empresas PCR y Acindar. Por otro, hace apenas semanas, el mismo gobierno descartó la instalación de la planta de GNL en Bahía Blanca, argumentando que el gobernador bonaerense Axel Kicillof no había adherido al RIGI.
¿Qué pasó con el RIGI y Buenos Aires?
La construcción del parque eólico, celebrada como un nuevo hito del RIGI, fue anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo. Según detalló, el proyecto contará con beneficios fiscales como exenciones en Ganancias, devolución acelerada de IVA y eliminación de retenciones a las exportaciones, incentivos que están disponibles únicamente para proyectos dentro del régimen.
Sin embargo, esta noticia contrasta con la decisión reciente de trasladar la planta de gas natural licuado (GNL) de Bahía Blanca a Sierra Grande, Río Negro. Según las autoridades, el rechazo a Bahía Blanca se fundamentó en la negativa de Kicillof a adherir al RIGI, lo que dejó a Buenos Aires fuera de la inversión más grande en la historia del país, estimada entre 30.000 y 50.000 millones de dólares.
Un discurso que no cierra
La contradicción es evidente. Si Buenos Aires no había adherido al RIGI, ¿cómo se explica que ahora un proyecto de energías renovables pueda desarrollarse bajo el mismo régimen en Olavarría? Desde la administración provincial, no se han registrado cambios en la postura de Kicillof respecto al RIGI. Tampoco hubo aclaraciones desde Nación sobre por qué la negativa de adhesión fue decisiva para descartar la planta de GNL, pero no para avanzar con el parque eólico.
Mientras que la planta de GNL representaba un proyecto faraónico con impacto en la economía y exportaciones, el parque eólico, aunque relevante, tiene un alcance más modesto. La inversión de US$255 millones generará energía limpia con una capacidad de 180MW y consolida a PCR y Acindar como actores clave en el sector de renovables. Sin embargo, las decisiones contradictorias dejan dudas sobre los criterios utilizados para asignar proyectos estratégicos.
El traslado del proyecto de GNL a Río Negro fue justificado políticamente por el propio presidente Milei, quien calificó a Kicillof como un “enemigo político”. Este trasfondo genera sospechas de que las decisiones de inversión no obedecen únicamente a razones técnicas o legales, sino a cálculos partidarios que podrían estar perjudicando a Buenos Aires en el reparto de grandes obras.
Mientras tanto, los bonaerenses se preguntan: ¿cuál es realmente el peso del RIGI en las decisiones de inversión?
