El neurólogo Facundo Manes se ha convertido a semanas del cierre de listas en el hombre del que todos están hablando. Militante radical desde su juventud pero distanciado de la arena política por mucho tiempo, el médico parece estar decidido a meterse de lleno al ruedo. Si bien, desde la UCR ya cuentan con su nombre en primer lugar de la nómina, el hombre de Salto no ha dado el sí.
La irrupción de Manes a la esfera política no es intempestiva, hace tiempo que viene dando muestras de su intención participativa. De hecho, durante el gobierno de María Eugenia Vidal tuvo su primer ensayo en la gestión pública, coordinando un equipo para estimular el capital mental de los niños.
Sin embargo, aquel primer nombramiento en 2016 que para muchos era el paso previo a su candidatura en 2017 comenzó a diluirse. A tal punto que para 2019 ya prácticamente no se hablaba de su proyección política.
En 2020 y con la pandemia devorando la agenda pública, la figura de los médicos tuvo total y absoluta centralidad. Facundo Manes, acostumbrado ya al trajín mediático, lentamente comenzó a reacomodar sus intervenciones, para pasar del plano puramente técnico, al análisis político integral.
Mientras esto pasaba, la UCR atravesaba un proceso de renovación de autoridades bastante movido. Que lentamente volvió a posicionarlo dentro de la alianza opositora. Una vez finalizada la elección interna, una máxima quedó impresa en el partido boina blanca; renovar la dirigencia para recuperar el protagonismo en Juntos por el Cambio.
¿Nace tercera vía en JxC?
Ya en pleno año electoral, la UCR se volcó enteramente a la figura de Manes como síntesis de la renovación. Cerca del neurocientífico, sintetizan que el eje discursivo será que “Argentina entre a la economía del conocimiento” y pueda “salir de la situación de miedo”.
“Facundo tiene cualidades que hace que pueda inspirar una esperanza”, expresan.
Asimismo, en el entorno de Manes hablan de la necesidad de cambiar la matriz de conducción de la coalición. Hacen hincapié en que se abandone el protagonismo porteño del PRO, que no profundice la grieta, pero por sobre todo, que vaya por una consolidación radical pura.
Esto último, para muchos puede ser disruptivo, porque podría poner en jaque la propia alianza con el PRO y la unidad de Juntos por el Cambio. Sin embargo, Manes estaría interesado en sellar alianzas retomando la tradición más progresista del radicalismo. Con interacción electoral con sectores como el socialismo y el GEN. Volver a ser una fuerza “de centro y popular”, no de derecha.
De hecho, el efecto Manes ya comenzó a empoderar a radicales de distintos lugares de la provincia. En la Tercera, por ejemplo, ya expresaron a través de una carta, que no permitirán que se digiten candidaturas desde fuera. ¿Cómo resolverá Juntos por el Cambio este nuevo escenario?