En los últimos días se viralizó un video que mostraba destinos colmados de turistas y que fue difundido como prueba de un supuesto “boom” de actividad reciente. Pero la información es falsa: las imágenes corresponden al fin de semana largo del 8 al 11 de octubre de 2021 y fueron recortadas para simular un escenario actual. La práctica —cada vez más habitual en redes— consiste en reaprovechar material real pero antiguo, construyendo una narrativa engañosa que impacta rápidamente en la conversación pública.
Este tipo de contenidos se esparce velozmente por su apariencia de veracidad. El registro visual es auténtico, pero la interpretación que se le asigna no lo es. Esa mezcla facilita que se comparta sin verificar, amplificando la sensación de realidad y provocando conclusiones equivocadas sobre el presente.
La estrategia de manipular el contexto —y no necesariamente la imagen— se volvió una de las formas más extendidas de desinformación digital. El resultado es el mismo: se distorsionan hechos y se instala una percepción pública que no coincide con los datos ni con la actualidad.
Por eso, especialistas en verificación insisten en la importancia de chequear la fecha, el origen y el contexto antes de compartir un contenido. En tiempos de circulación masiva e instantánea, una mínima revisión puede evitar que un video viejo se convierta en un falso diagnóstico de la realidad.






