DesmentiloPortadaVerdadero“Anhelamos que los malvinenses decidan votarnos con los pies”

El Presidente Javier Milei sugirió que la soberanía sobre las Islas Malvinas llegará cuando Argentina sea “una potencia” y los habitantes del archipiélago prefieran ser argentinos.
Diego Fernándezabril 3, 20253 min

El acto central por el Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas dejó más que homenajes: también un desconcertante cambio de discurso presidencial. Javier Milei, en su estilo habitual de frases contundentes, sorprendió al país al deslizar que la recuperación de las islas no dependerá de negociaciones diplomáticas, sino de que los kelpers decidan voluntariamente unirse a Argentina.

El planteo del Presidente implicó un corrimiento de la histórica postura argentina, que siempre negó el argumento británico de la autodeterminación de los isleños. Ahora, Milei parece darlo por válido, aunque con una salvedad: solo aceptará que Malvinas sea argentina cuando el país sea una potencia. Así que, mientras la inflación sigue galopando y el ajuste aprieta, la soberanía puede esperar.

El mensaje presidencial dejó una extraña mezcla de ideas: por un lado, reafirmó el reclamo sobre el territorio, pero por otro, condicionó la soberanía a la voluntad de los habitantes de origen británico, un enfoque que hasta ahora solo defendía el Reino Unido.

Las declaraciones no tardaron en generar un aluvión de críticas de distintos sectores políticos y sociales. Desde la oposición advirtieron que el planteo de Milei es, en la práctica, una aceptación del argumento británico, mientras que en las redes sociales la ironía estalló: “Cuando Argentina sea una potencia, los ingleses nos devuelven las Malvinas y Messi vuelve a Newell’s”, escribió un usuario.

Mientras tanto, la Constitución sigue recordando que las islas ya forman parte de la Argentina, aunque ahora, según la visión presidencial, los kelpers deben convencerse por sí solos. Todo indica que la recuperación de Malvinas pasó de la diplomacia a la autoayuda: paciencia, introspección y, si todo sale bien, algún día las islas decidirán “votarnos con los pies”.

 

Diego Fernández

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