En la semana posterior al cierre de los comicios, los principales analistas del país comienzan a desmenuzar cuáles fueron los motores de los resultados. Entre estos, el portal Bloomberg Línea consultó a cuatro especialistas argentinos con el fin de indagar los guarismos finales. Entre los que opinaron figuran; Ricardo Rouvier, Shila Vilker, Julio Burdman y Ana Iparraguirre.
Principalmente, el análisis intentaba responder a dos grandes interrogantes, ¿Por qué ganó Juntos y por qué achicó el FDT ?
Ante la primera pregunta, Iparraguirre señaló: “El motor principal tiene que ver con una insatisfacción profunda con el rumbo de las cosas en Argentina”. Cuestión que puede observarse en la “participación más baja de la historia, y en que el peronismo se haya quedado sin el quórum en el Senado”.
“Son factores que nos hace pensar que se rompió algo que va más allá de una crisis económica”, afirma Iparraguirre.
Para Burdman se trató de una derrota para el Frente de Todos, más que de una vitoria para juntos. Una “línea unificadora que le hizo mal al oficialismo, porque en momentos de crisis hay demanda de ideas y de soluciones y, por lo tanto hay debate”, señala entre los motivos.
Rouvier en cambio se inclinó por el “voto castigo”. Movilizado “por la situación socioeconómica, y la administración de la pandemia, son hechos que han afectado al prestigio del Gobierno”.
Mientras que Shila Vilker asegura: “Lo que estuvo en juego es la aprobación o rechazo de la gestión del gobierno”.
El FDT le recortó a Juntos
En este sentido, Iparaguirre explica que; “El principal factor está dado con la participación. Esos puntos de participación eran en todas las estimaciones dos tercios más cercanos al oficialismo”.
Burdman por su parte, apeló a la “Movilización a nivel local. Mayor concurrencia producto de los intendentes en sus propios municipios”. Iparaguirre agrega: “Decididamente los intendentes tenían mucho en juego en esta elección, y movieron todo lo que tenían para mover. Con menos fragmentación”.
En cuanto al escenario hipotético de dialogo entre oposición y oficialismo, Vilker precisó; “Es una invitación ambigua. Cuesta imaginar una escena en la que la oposición acepte dialogar con el gobierno, que reiteradamente los convoca y los responsabiliza de la actual crisis”.
“Hay un costo de los dos lados, no dialogar tiene un costo tal como tiene sentarse a dialogar y ser parte de los problemas”, agregó Iparraguirre.
Rouvier finalmente expresó: “el límite de la oposición al diálogo es el cogobierno. No va a cogobernar, tampoco el FdT se lo va a proponer, todo será en el ámbito del Congreso”.