ActualidadPortada“Agriculturización”: el nocivo proceso que atraviesa el campo argentino

Desde hace varios años, distintos organismos han advertido sobre los peligros del modelo agrícola imperante.
Diego Fernándezjulio 30, 20217 min
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La economía argentina ha tenido a la producción agrícola ganadera como uno de sus principales motores económicos. Sin embargo, los avances tecnológicos han acelerado y transformado las prácticas de la agricultura, llevando los procesos productivos a un peligroso terreno, la “agriculturización”. Agrotóxicos, boom de la soja, el marketing y la división internacional del trabajo, entre los principales ejes.

Ya en el año 2005, la CEPAL advertía sobre la necesidad de replantear los procesos productivos agrícolas. “El proceso de ‘agriculturización’ se define como el uso creciente y continuo de las tierras para cultivos agrícolas en lugar de usos ganaderos o mixtos”, explicaban.

“También se asocia en la pampa a cambios tecnológicos, intensificación ganadera, expansión de la frontera agropecuaria hacia regiones extra-pampeanas, y, fuertemente relacionado con la sostenibilidad, la tendencia de la agricultura hacia el desarrollo de producciones orientadas al monocultivo (principalmente soja o la combinación trigo-soja)”.

Según explican, “a partir de los años 1960 hasta el presente la agriculturización se produce a expensas de la superficie dedicada a ganadería extensiva y lleva hoy a ocupar más del 50% de la pampa húmeda”.

Esta substitución provocó el “desmantelamiento casi total de la infraestructura de soporte de la cría bovina en la zona Núcleo Maicero (4,4 millones de hectáreas con gran fertilidad que fueron el epicentro del desarrollo de la agricultura continua)”.

La tecnología de las grandes multinacionales fue agudizando y acelerando dicho proceso. Actualmente, las principales marcas mediante la conocida “agricultura de insumos”, proveen a los productores todo el paquete productivo. Que va desde las semillas hasta los agroquímicos y fertilizantes para optimizar el rendimiento de las cosechas. Todo detrás de un gran mecanismo de marketing publicitario.

Impacto de la agriculturización

En este sentido, el impacto ambiental de estas prácticas de agriculturización está teniendo consecuencias gravísimas para nuestro suelo. La CEPAL advierte que sólo la fumigación con agrotóxicos, “está produciendo la alteración de hábitats y pérdida de biodiversidad genética”. Argentina es el mayor consumidor mundial de Glifosato en los cultivos genéticamente modificados.

Sin embargo, la pregunta que subyace es porqué nuestro país no retoma el camino hacía una ¿Agricultura sustentable? La respuesta parece tener lugar en la llamada “división internacional del trabajo”. Esto se traduce a la convención internacional a través de la cual, los países centrales otorgan los roles productivos de los países periféricos.

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Según explican desde la CEPAL,  para acompañar la demanda mundial de soja, “se requerirá de una mayor superficie de cultivo para dar cabida a la producción. Mundialmente, las áreas que pueden dar cabida a una importante expansión de las tierras de cultivo están disponibles solamente en el Subsahara en África y en América del Sur, principalmente en Angola, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Congo y Sudán. Treinta por ciento de esta “reserva” está cubierta por bosques. En la medida en que la tierra escasee en Asia y Europa”.

No obstante, Eduardo Cerdá, director nacional de Agroecología, augura una luz de esperanza. “A lo largo de estos años la agroecología demostró que se puede producir con rendimientos similares. Pero con costos muy bajos al no usar fertilizantes, fungicidas e insecticidas”, indicó el especialista.

Quien contrastó; “Venimos de un proceso donde el modelo químico, industrial y predominante no dio respuestas al hambre del mundo y promovió un uso inadecuado de los agroquímicos. Y lo dicen las Naciones Unidas, no solo yo”.

Diego Fernández

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