Investigadores de un equipo conformado por diez científicas y un científico del Conicet ganaron un subsidio para desarrollar una vacuna contra el Covid-19.
La doctora Juliana Cassataro, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de San Martín y especialista en inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas, lidera un equipo conformado por diez científicas y un científico.
Este equipo, financiado por la Unidad Coroavirus del MINCyT está conformado por inmunólogos, virólogos y expertos en estructura de proteínas que ya venían trabajando en vacunas. Según lo expresó Cassataro:
“Nos presentamos a la convocatoria porque ya veníamos trabajando en vacunas orales, contra enfermedades infecciosas y veníamos viendo que hay algunos grupos en el mundo que están muy adelantados y la pregunta que nos planteamos fue si valía la pena empezar algo desde acá, pero en el mundo hay cien grupos como el nuestro que recién empiezan a probar, y si efectivamente logran resultados exitosos habría que ver lo que sucede con la distribución de las vacunas, para que efectivamente lleguen a nuestro país y a todo el mundo, por eso nuestro proyecto es para probar en más o menos 9 a 12 meses lo que sería la etapa preclínica, y si tenemos buenos resultados ahí tendremos que conseguir mucho más financiamiento para comenzar la etapa clínica”.
El proyecto en el que trabajan es el primero de este tipo en América Latina y la etapa preclínica tendría una prueba en 9 a 12 meses. La científica expresó que para la etapa clínica deberán obtener mayor financiamiento.
Avances de la vacuna en el mundo
Este tipo de investigaciones exigen un gran financiamiento. Hay aproximadamente 7 investigaciones mundiales trabajando sobre la vacuna de manera avanzada. Los dos más sólidos y con mayor aval son de origen privado o mixtos.
Uno es producto de la unión entre el laboratorio Pfizer y BioNTech. Están desarrollando cuatro vacunas contra el coronavirus y recibieron la aprobación regulatoria del Instituto Paul-Ehrlich de Alemania para comenzar el primer ensayo clínico.
Por otro lado, Johnson & Johnson-Janssen trabaja junto con el Departamento de Salud y Servicios Sociales y Humanos de los Estados Unidos (HHS).
La relevancia de su desarrollo a nivel local
Más allá de los tiempos de las innovaciones, la carrera científica y la relevancia del financiamiento, existe una pregunta que se relaciona con qué ocurrirá y cómo se distribuirá la vacuna una vez que esté desarrollada. Por este motivo, es importante que exista un desarrollo a nivel local.
“En el mundo hay cien grupos como el nuestro que recién empiezan a probar, y si efectivamente logran resultados exitosos habría que ver lo que sucede con la distribución de las vacunas, para que efectivamente lleguen a nuestro país y a todo el mundo”, aseguró Cassataro en una entrevista con el medio Infobae.
Por su parte, el titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, manifestó la importancia del acceso universal a un desarrollo tecnológico que debe ser compartido a las grandes empresas con capacidad de producción:
“Si hay solo un país, un solo productor de vacuna, ¿cuánto tiempo se va a tardar en distribuirla a todos? Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los países, se debe abordar el tema. Tenemos que compartir esa patente y que todas las farmacéuticas la obtengan para poder volver a poner en movimiento al mundo. Esta crisis mundial nos pone a todos en un lugar más pobre. La vacuna del coronavirus tiene que ser una oportunidad para discutir patentes. Lo que nos lleva a otros temas de salud, como los medicamentos contra el cáncer o el HIV y su costo enorme. Hay que humanizar el acceso a los medicamentos y a las vacunas, porque en definitiva es el acceso a la salud”, agregó.
Ezequiel Casartelli
Director Desmiento - Licenciado en Ciencia Política • Máster en Análisis de la Opinión Pública, Encuestas, Medios de Comunicación y Nuevas Tecnologías • Diplomado en Comunicación Política • Especializado en Data Intelligence.
