“Nos van a salir dólares por las orejas”, lanzó Javier Milei con su característico entusiasmo, durante una entrevista con Luis Majul en El Observador. La frase, pronunciada el 13 de octubre en la antesala de su viaje oficial a Estados Unidos, volvió a poner en primer plano el tono épico del discurso presidencial sobre el futuro económico argentino.
Según Milei, el país está al borde de una “avalancha de divisas” que vendrá impulsada por cuatro motores: energía, litio, agroindustria y servicios. En su relato, esos sectores convertirán a la Argentina en una máquina generadora de dólares, con impacto directo sobre el empleo, las exportaciones y la estabilidad macroeconómica.
El mandatario también destacó el papel de Estados Unidos como “socio estratégico” y adelantó que su encuentro con Donald Trump buscará fortalecer vínculos financieros y políticos. “Con equilibrio fiscal y disciplina monetaria, los dólares van a sobrar”, aseguró, reafirmando su fe en el ajuste como camino hacia la prosperidad.
Pero la euforia presidencial choca con los datos locales: la recesión se profundiza, el consumo no repunta y la inflación núcleo se mantiene alta. Aun así, Milei insiste en sostener la narrativa del despegue inminente.
La pregunta que muchos analistas se hacen es si esa promesa de abundancia llegará a tiempo o quedará, como otras, flotando en el aire. Por ahora, el país espera que los dólares empiecen a aparecer antes de que el optimismo se agote.






