Entre enero de 2023 y junio de 2025, las publicaciones con contenido insultante pasaron de 666.000 a 1.300.000 por mes, evidenciando un notorio incremento del discurso violento y agresivo en el ámbito digital.
El estudio, que analizó el comportamiento en la plataforma X (ex Twitter), revela no sólo un aumento en la cantidad de insultos, sino también un cambio en el tono del debate público, donde la descalificación, el sarcasmo hiriente y la agresión directa se vuelven moneda corriente.
El presidente Milei, entre los que más insultan
Uno de los datos más resonantes del informe es que el presidente Javier Milei figura en el sexto lugar del ranking de usuarios que más insultan a nivel nacional. Su estilo confrontativo, que comenzó a llamar la atención durante la campaña presidencial de 2023, parece haberse intensificado con el paso del tiempo y, según los expertos, alienta un clima de hostilidad digital que se multiplica entre sus seguidores.
Desde su cuenta oficial, Milei utiliza términos como “ratas”, “corruptos”, “parásitos” o “ensobrados” para referirse a periodistas, opositores, artistas, docentes, y en ocasiones incluso a ciudadanos que expresan disidencia. Este tipo de expresiones no sólo genera repercusión mediática, sino que también marca un tono de conversación pública que habilita e intensifica el uso de insultos por parte de otros usuarios.
Un clima enrarecido: redes como espejo de la polarización
Para la consultora Ad Hoc, este fenómeno no es aislado ni exclusivo de la figura presidencial. Forma parte de un contexto más amplio, en el que la polarización política y social se ha trasladado con fuerza a las plataformas digitales, convirtiéndolas en espacios donde la violencia verbal encuentra escaso freno y escasa moderación.
Además, el informe advierte que los principales blancos de insultos son periodistas, figuras públicas que expresan críticas al Gobierno, y usuarios con opiniones disidentes, lo que refuerza la idea de una creciente intolerancia hacia el disenso.
¿Qué consecuencias tiene este clima?
Diversos especialistas en comunicación y salud mental advierten que la normalización del insulto y la descalificación constante afecta la calidad del debate público, desalienta la participación ciudadana y puede tener efectos nocivos en la salud emocional, tanto de quienes reciben los ataques como de quienes conviven en esos entornos digitales tóxicos.
En este sentido, el informe de Ad Hoc funciona como una alerta: el aumento de los insultos en redes no es sólo un dato estadístico, sino un síntoma del deterioro del diálogo social.






