La justicia electoral argentina acaba de dar un paso clave frente al avance de la desinformación en redes sociales durante las campañas. En un fallo reciente, la Cámara Nacional Electoral (CNE) sostuvo que la difusión de videos falsos —incluso realizados con inteligencia artificial— puede constituir un delito electoral. Lo hizo en el marco de una causa iniciada en 2021 por un montaje falso del entonces diputado Mario Negri, pero el mensaje es claro: el uso de estas herramientas con fines engañosos tiene consecuencias penales.
La sentencia se conoció apenas semanas después de un nuevo escándalo: horas antes de las elecciones legislativas del 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires, se viralizaron videos generados con IA que mostraban a Mauricio Macri y Silvia Lospennato retirando su candidatura para apoyar a Manuel Adorni. Aunque ambos desmintieron rápidamente los clips, el daño ya estaba hecho. La Justicia porteña ordenó retirar el contenido de redes y advirtió que podría inducir a error al electorado.
El antecedente de Negri fue determinante para el fallo. En 2021, se viralizaron dos videos en los que se manipulaba su imagen con declaraciones falsas. La CNE confirmó el procesamiento de María Victoria Villaver, señalando que este tipo de maniobras representa “violencia electoral” que afecta directamente la libertad de los votantes. Además, advirtió sobre el uso de “perfiles falsos, noticias inventadas y algoritmos” para distorsionar la opinión pública.
Expertos en derecho electoral señalan que la decisión de la CNE será doctrina obligatoria para juzgados federales y funcionará como precedente en elecciones provinciales. Para Alejandro Tullio, exdirector nacional electoral, se trata de “una referencia ineludible” para futuros fallos sobre desinformación y deepfakes en campaña.
En un escenario político cada vez más influenciado por las redes sociales y la IA, la justicia busca establecer límites claros para proteger el voto informado. El mensaje es contundente: la creatividad en la campaña tiene un límite legal, y manipular la verdad para ganar votos puede costar caro.






