La Ciudad de Buenos Aires vivió un domingo electoral histórico. Por primera vez desde 2007, el PRO no solo no ganó, sino que cayó al tercer lugar en todas las comunas. El ganador fue Manuel Adorni, vocero presidencial y candidato de La Libertad Avanza, con el respaldo directo de Javier Milei. La fuerza libertaria se impuso con el 30% de los votos, relegando al peronismo al segundo lugar y dejando al macrismo fuera del podio de poder porteño.
Leandro Santoro, candidato del espacio «Es Ahora Buenos Aires», quedó a solo tres puntos y logró una de las mejores performances del peronismo en las últimas décadas. Con más del 27% de los votos, su espacio se impuso en más de dos comunas, algo que no ocurría desde 2005. Pese al sabor amargo de la derrota, el resultado mostró una recuperación electoral que el PJ porteño no vivía desde hace más de 30 años, cuando Carlos Grosso ganó la intendencia en 1989.
El dato más demoledor de la jornada fue la caída del PRO, que tras 18 años de hegemonía en la Ciudad, no logró ganar ni una sola comuna. Mauricio Macri, principal referente del espacio, se quedó sin su bastión histórico, víctima del desgaste de gestión, la falta de renovación y la fuga de votos hacia el espacio libertario.
La campaña fue una disputa directa entre dos estilos: el marketing duro y disruptivo de La Libertad Avanza con la motosierra como emblema, y la narrativa sensible de Santoro que apostó por desmontarla simbólicamente. Los spots, las redes y los cruces públicos marcaron una elección atravesada por el enfrentamiento entre el modelo Milei y la defensa de lo público.
Con estos resultados, el escenario legislativo porteño cambia por completo. La Ciudad ya no será dominio exclusivo del PRO, sino un tablero repartido entre libertarios, peronistas y macristas en retirada. Se abre una nueva etapa, en la que la disputa por el futuro de CABA promete seguir dando batalla.







