Tras el proceso de reforma de los años noventa, los municipios de nuestro país, asistieron a un proceso de “descentralización forzada”, por el que debieron asumir nuevas responsabilidades, sin recursos ni competencias, dejando atrás -o más bien complejizándolas- las tradicionales funciones del “modelo ABL” (en referencia a los servicios de alumbrado, barrido y limpieza).
Esta realidad, sumada a avances tecnológicos cada vez más vertiginosos, determinó que los gobiernos locales, por acción o por omisión, se hicieran cargo de servicios y demandas ciudadanas que hasta entonces, no pasaban por sus despachos. Por entonces, algunos municipios asumieron un perfil de gestión estratégica y utilizando esa coyuntura como una oportunidad para el fortalecimiento institucional, lograron un impacto positivo en sus comunidades. Hace más de diez años, el desarrollo de plataformas interactivas con presencia en internet, hizo que la exigencia de transparencia, la eficiencia en la prestación de obras y servicios públicos y la escucha activa para responder a los problemas vecinales, fueran ocupando un lugar de relevancia también en esos espacios.
Mirando esto desde 2020, pareciera que la pandemia reedita y profundiza estos procesos y lo hace a escala planetaria, con una crisis social, sanitaria y económica que no distingue latitud ni meridiano. El Covid-19 dejó en evidencia cuán eficaces pueden ser los gobiernos municipales, si tenemos en cuenta que la comunicación social está en el centro de la escena y reclama un proceso de cambio estratégico, donde la política, la gestión y la participación social conformen una tríada inseparable.
Para dar respuesta a la gran variedad de demandas surgidas en tiempos de pandemia, muchos intendentes detectaron la necesidad de gestionar acciones de comunicación que por un lado, faciliten la sinergia entre distintos sectores sociales y por otro, articulen el proyecto político y de gestión con las necesidades y las expectativas de la ciudadanía. También hay responsables comunales que se resisten a la respuesta local sin medir la oportunidad que significa la crisis del coronavirus, para erigirse como protagonistas capaces de redefinir sus liderazgos, revisar su comunicación y gestionar consensos en tiempos de incertidumbre que requieren de una genuina concertación de actores para mantener la gobernabilidad desde una posición hegemónica.
El gran valor social que adquirió la comunicación social municipal durante la pre pandemia es análogo al fortalecimiento de la relación municipio-sociedad, ya sea por proyectos de desarrollo local con distintos grados de participación ciudadana como por la gran variedad de plataformas comunicacionales al alcance de una comunidad digital creciente. Si entendemos que las lógicas y los medios disponibles son cada vez más aprovechados para la interacción social, podremos pensar en la necesidad de fortalecer programas de modernización que incluyan innovación, transparencia y relaciones con la comunidad como ejes de gestión para el posicionamiento estratégico local/global.
No nos olvidemos que Argentina viene de cuatro años críticos y la pandemia no hizo más que profundizarlos. En esta realidad, son los jefes comunales los que están más próximos a los ciudadanos, conocen sus necesidades y son los más aptos para articular demandas y respuestas que comprometan a los tres niveles de Estado.
El relevamiento de servicios de todos los sectores, los convenios con comercios de proximidad (para promover compras o controlar precios), las intervenciones urbanas para facilitar la movilidad de las personas en forma segura, la convocatoria de ciudadanos voluntarios para asistir a los adultos mayores, las reuniones de apoyo a la economía social, la digitalización “a los piques” para garantizar la continuidad educativa a distancia, nuevos hábitos de consumo, la adopción del tele trabajo, el posicionamiento de la economía de plataforma, el pago electrónico de impuestos y servicios, el diálogo público/privado, la necesidad de reflexionar acerca de qué responsabilidad cabe para los ciudadanos apelando a la co-gestión de medidas preventivas para evitar la propagación del Covid-19, entre muchas otras prácticas que la pandemia deja como aprendizajes en varios gobiernos locales de la Argentina, no hubieran sido posibles sin la cercanía de sus líderes.
En un contexto con estas características, el impacto final será la correlación que exista entre lo que los distintos sectores le demanden al municipio y lo que éste les ofrezca. Es de suponer que en el incierto contexto de la post-pandemia, se ponga el foco en la recuperación económica y social de esas brechas que quedaron al desnudo durante la pandemia y que los jefes comunales conocen mejor que nadie.
Silvina Morelli
Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social (UBA) - Docente (UBA y UNDAV) - Autora - Coordina el GIC Comunicación y Oratoria (Sociales/UBA) - Consultora en Coaching Ontológico y PNL - Asesora en Comunicación Estratégica y Política.