Este viernes vence la fecha límite para que los bonistas que poseen títulos de deuda soberana expresen su acuerdo o desacuerdo con la oferta Argentina. Los grupos de acreedores se han nucleado para mostrar los primeros rechazos y así ejercer presión.
La propuesta realizada por nuestro país a través del ministro de economía, Martín Guzmán, incluye un período de gracia de tres años, una reducción del 5.5 por ciento en el capital de los bonos y una reducción del 62 por ciento de los pagos de intereses. Deja a los acreedores con un cupón de bonos promedio de 2.3 por ciento, en comparación con su promedio actual de 7 por ciento. Desde el gobierno se entiende que no es bajo considerando el entorno actual de tasas de interés.
Las respuestas
Tanto el Grupo Argentina Ad Hoc como el Comité de Acreedores de la Argentina, y el Grupo Ad Hoc de Bonistas del Canje de la Argentina, se mostraron en desacuerdo con la propuesta, aunque abiertos a la negociación.
No sólo eso, “Argentina Exchange Bondholders”, organizó un webinar de acreedores para aumentar el rechazo a la oferta oficial y convencer a los bonistas indecisos. Este mismo grupo está asesorado por Denis Hranitsky, abogado que defendió el fondo de Paul Singer en su litigio de 14 años con la Argentina.
Desde estos grupos, aspiran a presionar para lograr una mejor oferta. Algunas versiones expresan que esperan bajar el período de gracia a 2 años; la capitalización de los intereses en un bono; y que el cupón que comience al finalizar el período de gracia sea de 1,5% en lugar del 0,5%.
Los “holdouts” juegan con la idea de que, de no llegar a los porcentajes mínimos de acuerdo, acudirían a los tribunales de Nueva York, con la expectativa de que la justicia neoyorquina le obligue al Estado argentino a realizar el pago.
Desde el gobierno, también muestran un juego duro. Este domingo el ministro Martín Guzmán escribió una columna en el prestigioso diario económico Financial Times, que deja ver pulso firme y en el que sostiene que “Argentina no puede pagar más a acreedores”.
Guzmán reitera que en esta negociación
“está en juego el destino económico de 45 millones de ciudadanos argentinos. Más del 35 por ciento de nuestra población y el 52 por ciento de los niños ya están en la pobreza”. Por ese motivo,”los escenarios de pago que construímos requieren un espacio de respiración para permitir la recuperación económica y la reconstrucción de nuestras posibilidades de generación de ingresos”. En resumen, no estamos pidiendo a nuestros acreedores que pierdan, sino que ganen menos”, agregó.
Cosechando apoyos
El gobierno procura mostrar que esta oferta tiene los respaldos necesarios.
En esta semana clave, los gobernadores de todo el país y el jefe de Gobierno porteño publicaron una solicitada en la cual expresaron su respaldo a la oferta Argentina para reestructurar la deuda. En la solicitada manifestaron que la renegociación de deuda debe ser una “política de Estado, porque las obligaciones que se asuman deberán ser sostenidas por futuros gobiernos”.
Por su parte, la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (ABAPPRA), la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y la Unión Industrial Argentina (UIA) también habían ya manifestado su apoyo explícito.
El default agita fantasmas que no se quieren llamar. Sin embargo, Argentina vuelve a jugar la carta de la necesidad de recomposición para realizar un pago sostenible.
Como lo expresa Guzmán hacia el final de su columna en el diario británico: “el origen latino de la palabra sostenible – sustinere – tiene muchos significados, y es a lo que aspira nuestro gobierno. Soportar, soportar y sí, en última instancia, mantenerse erguido”.
Ezequiel Casartelli
Director Desmiento - Licenciado en Ciencia Política • Máster en Análisis de la Opinión Pública, Encuestas, Medios de Comunicación y Nuevas Tecnologías • Diplomado en Comunicación Política • Especializado en Data Intelligence.