La foto económica de los hogares argentinos en 2025 muestra un cambio profundo: el sueldo ya no alcanza para cubrir los gastos corrientes, y las estrategias de supervivencia financiera se multiplican. Según un nuevo informe del INDEC, más de la mitad de las familias (50,9%) se sostiene gracias a las cuotas de la tarjeta de crédito o al fiado, el doble que hace dos décadas.
El estudio, que compara datos de 2003 con los de este año, también revela otro fenómeno preocupante: el 37,4% de los argentinos admite haber tenido que usar sus ahorros para cubrir gastos mensuales, una cifra que casi se duplicó respecto al 19,9% registrado entonces. El ahorro, que antes funcionaba como una red de seguridad o fondo de emergencia, hoy se usa para el día a día.
En otras palabras, los hogares argentinos viven en un doble frente: financian el presente comprometiendo ingresos futuros y gastan sus reservas pasadas para sostener el consumo. Esta dinámica de “desahorro” y endeudamiento refleja un deterioro estructural en la economía doméstica, donde la estabilidad financiera se volvió una excepción más que una regla.
Los expertos advierten que este modelo no es sostenible en el tiempo. La creciente dependencia del crédito al consumo y la pérdida de capacidad de ahorro no solo reflejan el impacto de la inflación y la caída del poder adquisitivo, sino también una transformación cultural en la forma de administrar el dinero.
Así, mientras el plástico reemplaza al billete y los ahorros desaparecen, la economía familiar argentina se vuelve más vulnerable. En un país acostumbrado a la inestabilidad, cada compra a plazo parece una apuesta a futuro… pero sin garantías.
