PolíticaPortadaCómo miden los senadores bonaerenses y por qué ninguno escapa al rechazo

Un estudio de la consultora CB muestra que ningún senador nacional tiene hoy más imagen positiva que negativa.
Diego Fernándezmayo 27, 20253 min

La desconfianza generalizada hacia la clase política llegó con fuerza al Senado. Según el último informe de la consultora CB, por primera vez en años, ningún senador nacional logra superar su imagen negativa a nivel país. El dato refleja un clima social adverso, profundizado por el reciente debate sobre la Ley de Ficha Limpia y una creciente insatisfacción con el desempeño legislativo.

Dentro de este escenario crítico, los senadores de la provincia de Buenos Aires muestran realidades distintas, pero sin excepción negativa. El radical Maximiliano Abad es el mejor posicionado del trío bonaerense, ubicándose en el puesto 11 del ranking con 12,6% de imagen positiva frente a 22,5% de negativa. Lo sigue el peronista Eduardo “Wado” de Pedro, más conocido a nivel nacional, pero también con una carga mayor: 31,2% positivo contra 43,4% negativo, que lo deja en el lugar 21. La más relegada del lote es Juliana Di Tullio, en el puesto 59 (de 72) con 16,9% de positiva y 36% de negativa.

La caída de imagen en todo el Senado fue pareja y transversal. La votación del proyecto de Ficha Limpia, que impide a condenados por corrupción ser candidatos, dejó heridas en todos los bloques. Más allá del sentido del voto, los senadores fueron juzgados como cuerpo y la percepción negativa avanzó.

A nivel nacional, la senadora Carolina Losada (Santa Fe) lidera el ranking, aunque con un diferencial negativo de apenas -1,6%. En el fondo del listado aparece Alicia Kirchner (Santa Cruz) con un diferencial de -38,3%, seguida por Juan Manzur y Oscar Parrilli, mostrando que las figuras más reconocidas no siempre logran sostener apoyo popular.

El mensaje es claro: la sociedad exige resultados, transparencia y conexión con la realidad. Ni Buenos Aires, ni el resto del país, parecen dispuestos a seguir dando cheques en blanco. En tiempos de ajuste y descontento, la representación parlamentaria también paga su costo.

 

 

Diego Fernández

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